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  Es La Crisis
 
Fundaciòn AUTOESTIMA





¿Es la crisis un problema o el problema es la crisis? Introducción: cuando edificamos la vida en fundamentos inconsistentes la tragedia es doble. En el momento de la crisis nos damos cuenta que no estamos preparados para enfrentarnos a las contingencias, mucho menos para los cambios que la crisis trae. Por otro lado, nos damos cuenta de lo raquíticos que estamos en nuestro desarrollo personal incluyendo las tres áreas de nuestro ser: espíritu-alma-cuerpo. Condición que nos expone a la intemperie haciéndonos vulnerables para poder resolver los conflictos de la vida efectivamente.

Lo inesperado nunca lo sabremos, lo que sí es posible saber, es con que contamos para enfrentarnos a la crisis. Si para cuando la crisis llega estamos preparados y establecidos en fundamentos sólidos, la crisis será una oportunidad más para implementar los recursos internos que poseemos, haciéndonos más diestros para resolución de problemas. Las investigaciones modernas acerca de la naturaleza de la crisis y sus efectos psicológicos en personas, parejas, y familias, se remonta a la década del 1940, cuando luego de un incendio masivo en la ciudad de Boston, muchas personas perdieron la vida. Un equipo liderado por el psiquiatra Erich Lindeman trabajó varios años con los sobrevivientes. Su informe es considerado como el punto de referencia necesario para toda investigación sobre la crisis, duelo y elaboración de la pérdida.

Lindemann elaboró el informe desde su perspectiva psicoanalítica prevaleciente en esa época, pero otros autores aplicaron el estudio de la crisis e identificaron tanto las etapas típicas de su resolución como las consecuencias de sucesos durante 6 semanas de desequilibrio que viene después del impacto inicial de una crisis. Otro grupo de investigadores, psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales crearon el “proyecto Denver”. Este grupo trató a unas 200 familias en crisis ofreciéndoles terapia familiar como alternativa a la hospitalización psiquiátrica. Uno de los integrantes del “proyecto Denver” escribió: las ventajas de la terapia familiar de crisis resultaron muy beneficiosas desde su inicio, comparada con las familias que nosotros tratamos, que las familias hospitalizadas del grupo de control de casos similares; nuestras familias experimentaron una cronicidad inferior, menos hospitalizaciones posteriores y un manejo más efectivo de la crisis.

Tarde o temprano, todos los seres humanos enfrentamos el impacto de situaciones trágicas, inesperadas y desestabilizadoras. Para algunos es una oportunidad lograr amortiguar el desequilibrio o tensión causado por tales estímulos, recurriendo a estrategias habituales o novedosas. Para otros es evidentemente el estrés que les causa encontrar alternativas para la crisis. Valdría la pena hacer una distinción importante entre el hecho precipitante de una crisis, una tragedia, una emergencia, un problema o frustración-fracaso. Categorías:
a) Tragedia, es un acontecimiento desafortunado, más bien externo, que afecta a las personas de maneras diversas, y no necesariamente conduce a una crisis o se deriva de ella.
b) Emergencia, es un estado subjetivo que crea sensación de que uno necesita ayuda externa inmediata para volver al equilibrio anterior o para poner fin a los cambios. La emergencia puede obligar a una movilización extraordinaria de recursos, pero no requiere un cambio cualitativo.
c) Problemas, todos enfrentamos sin que ellos nos lleven necesariamente a una crisis.
d) Frustración o Fracaso. Frustración, son los tropiezos que se presentan en el camino de la vida, sin embargo el beneficio es doble; activa los mecanismo de brega, y la oportunidad de buscar salida ante la inconveniencia. Fracaso, es un episodio en la vida. Es una marca con significado. Un episodio que puede dejar una carga emocional negativa, auto-destructiva y desmoralizante de alta dimensión y duración. Pero, con inteligencia y con clara conciencia de que la experiencia en sí misma, es una oportunidad única para hacer cambios de mapas inefectivos que nos han estado induciendo al fracaso. Visto desde esta perspectiva, el fracaso es una tremenda oportunidad para ver nuestra inefectividad en asuntos de manejo emocionales o cómo intervenir un infortunio de la vida.
e) Crisis, la experiencia nos conecta con nuestra vulnerabilidad, ansiedad, pérdida de tensión, amenaza, control, desesperanza. El hecho precipitante puede ser cualquier suceso externo o interno que activa una serie de fuerzas que pueden provocar crisis.

En cambio, la experiencia de una crisis consiste en la combinación de significados, ideas, sentimientos, y procesos conscientes o inconscientes, que desbordan la capacidad de una persona, pareja o familia, para manejar una situación en un momento dado. Una crisis por lo tanto, no viene definida simplemente por el hecho estresante, sino sobre todo por la percepción y la respuesta de la persona, pareja, o familia, que se desestabiliza ante el impacto de tal hecho. Aunque el hecho desafortunado sea percibido por las personas afectadas como el factor más importante de una crisis, éste por si solo no conduce a una crisis. Hace falta otras dos condiciones: la percepción del individuo de que el evento lo lleva a una perturbación significativa de su vida, y a la inhabilidad de resolver tal perturbación con los recursos a su alcance.

Las crisis de ninguna manera representan enfermedad o patología. Es parte de la experiencia universal humana. Es más bien la forma que una persona reacciona ante las amenazas internas o externa que no pueden manejar. La crisis representa una oportunidad en la vida de una persona para crecer e incluso en medio del sufrimiento. Definición de Crisis: es transición en el crecimiento. Los sistemas para crecer necesitan información. Cuando no la tienen o necesitan otra, todo el sistema entra en crisis. La crisis nos conecta con una profunda necesidad de reformar nuestros paradigmas.

No es un simple cambio, sino algo de mayor trascendencia, crea nuevas necesidades y obliga a todas las partes a reorganizarse de manera diferente, a interaccionar de otra forma y en un contexto más efectivo. La crisis es un momento de confrontación dentro del sistema, “la transformación del desarrollo”, un llamado a la congruencia del sistema mismo, de su realidad, con su sentido, su crecimiento y con todo lo que sucede alrededor de él. Crisis es expresión de muchas necesidades buscando ser satisfecha con una orientación hacia cambios de segundo orden. Cuando hablamos de crisis, hablamos de alteraciones profundas en la manera de pensar, sentir, y actuar, en la manera de relacionarse y desempeñarse, de ser y existir.

De hecho, hablamos de procesos y contenidos. Los procesos están dentro y son los importantes. Se expresan hacia fuera, por medio de contenidos. Ambos, procesos y contenidos, poseen un lenguaje propio. Una crisis es la ruptura de lo íntimo de un sistema de relaciones que exige la búsqueda de nuevas maneras de operar, que se adapten a la nueva situación creada por la crisis. La crisis producen situaciones paradójicas: amenaza la estabilidad, es una oportunidad para que el sistema de creencias y valores cambie. Por ejemplo, en el idioma Chino la palabra crisis está compuesta de dos interpretaciones: una que simboliza “peligro” o “riesgo”, y la otra que significa “oportunidad” o “suerte”. Los problemas son metáforas para descubrir los procesos que no se ven: desorden, confusión, contradicciones y paradojas.

Los procesos del sistema son esenciales y es lo que conviene observar para entender la crisis. Auque también por meditación de los contenidos podemos llegar a los procesos. Conociendo ambos, proceso y contenidos diseñamos intervenciones estratégicas para ayudar al sistema a salir efectivamente de la crisis. Desde la fragmentación que padece el sicótico, hasta la coherencia y belleza del lenguaje poético, el lenguaje es la persona. Y ese lenguaje en la crisis se altera cuando los procesos se alteran, porque la crisis tiene su gramática, su sintaxis y una expresión propia alterada, expresada en metáforas, acerca de lo que el sistema quiere y necesita. La gramática son las partes deshilvanadas, los problemas son los contenidos que termina siendo metáforas de lo que está sucediendo. La sintaxis es un ordenamiento mental del sujeto, verbos y predicados, de pensamientos, ideas y acciones, para expresar lo que queremos. Es algo más que las meras partes.

Es la manera cómo esas partes se interrelacionan y expresan. Proceso de la Crisis, si queremos entender lo que es una crisis y su trascendencia es necesario que estudiemos gramática, sintaxis y lenguaje. Las tres me permiten accesar a la vida íntima de los sistemas. Cuando una persona, pareja, familia, organización o comunidad entran en crisis, adopta un leguaje característico de la crisis, con una gramática en desarreglo. No se sabe quien es sujeto, de dónde viene, ni a dónde se va. Las partes están, aunque les falta dirección y congruencia.

Existe una sintaxis, pero en caos. Se fabrican las metáforas que expresan lo que está sucediendo. En toda crisis tomamos las partes por el todo, lo secundario por lo primario, el problema para la solución, la causa por el efecto, lo individual por lo colectivo. Hay desorden, incertidumbre y riesgo. Y desde esa confusión interna, se le busca sentido a las interacciones y procesos alterados, que se concretan en múltiples paradojas que conforman la esencia de la crisis. Solamente el que maneje el lenguaje de contenidos y procesos podrá conocer a fondo el sentido de la crisis, y buscar alternativas para salir con éxito. La crisis nos obliga a buscar la verdad, acercarnos a lo que es esencial: nosotros mismos como punto de partida.

Después cuestionaremos paradigmas obsoletos, modelos y esquemas inefectivos. El peligro ha sido quedarnos en la superficie. Hay quienes buscaran grupos de todo tipo, y hasta campañas de milagros con el propósito que alguien los cure por gracia Divina, sin implicaciones ni responsabilidad, y sin haber tomado conciencia de lo que realmente quieren y son. La crisis está dentro; en la vida íntima del sistema, los procesos desalineados, las necesidades del sistema y los paradigmas que se usan para su manejo. Estos ya no pueden ofrecernos respuestas concretas, lo que origina confusión y desorientación. Para salir de la crisis es imprescindible entender la gramática, la sintaxis y el lenguaje de la crisis, con todas las metáforas mediante las cuales esta se expresa. Posteriormente podemos introducirnos en el mundo complejo de las paradojas, que son los procesos en contradicción, que se niegan unos a otros.

De esa manera podemos llegar dentro y tener claridad sobre lo que está sucediendo y lo que se necesita hacer. Los efectos de una crisis pudiesen ser trágicos, porque afectan procesos y estructuras, aunque por fuera todo se vea de maravilla. Muchos evalúan, juzgan, interpretan, hacen alianzas y gerencia los problemas, pero se quedan en ellos buscando soluciones para no tenerlas. Los contenidos de los problemas nos permiten el acceso hacia la vida íntima del sistema, un principio único estratégico que nos permitirá romper con la rigidez de los estereotipos, paradigmas y posición individualista. Para ellos la gramática, los elementos, la sintaxis, el lenguaje y las metáforas, son importantes. Ellos nos enseñan un camino. Sujeto, yo, tú, él, nosotros. Un alguien específico, responsable de la acción. Es decir alguien capaz de generar respuestas, pero que al mismo tiempo asuma las consecuencias. Verbo, preactivo, transitivo. La acción se dirige hacia un objeto: hacer, querer, amar, dar, pedir, buscar. Predicado, lo que complementa, califica o determina la acción: bienestar, desarrollo, progreso.

Así es el lenguaje de simple. Define lo obvio: Una gramática, que interrelaciona todo hacia acciones concretas. Toda persona responsable acepta ser sujeto responsable de sus acciones, encaminadas hacia objetivos congruentes, con sus propias necesidades. En toda crisis existe una patología de la responsabilidad. La patología del lenguaje nos habla de la patología de la persona y la patología de la persona nos ayuda a entender que cada quien tiene una organización mental característica que no le permite relacionar los diferentes elementos entre sí. En la crisis las acciones carecen de sujetos responsables. El sistema se altera, la sintaxis se desorganiza y la comunicación se hace inefectiva. Todas las expresiones del sistema mismo quedan comprometidas con un sujeto vago e indefinido. La verdad es otra: toda crisis es del sistema total y de la intimidad del sistema mismo, no de las partes. Lo que sucede afectará por igual a todo el conjunto y a todo lo que nos rodea. En toda crisis el sujeto va cambiando del “yo”, “él”, “al”, “uno”, “la gente”, “alguien”, sujetos indefinido... ausente irresponsables quienes resultaría imposible poderles exigir cuentas de sus actos.

“El inconsciente”, “el pueblo”, “el gobierno”, “el terrorismo”, “la democracia”, sujetos genéricos, de un lenguaje disfuncional, de un sistema en desorden, de “culpables” sin “responsables”. El verbo transitivo orienta y define la acción hacia un objeto. En la crisis, de lo transitivo se pasa a lo intransitivo. Al omitir el sujeto la acción se hace indirecta, recayendo sobre el mismo sujeto que la ejecuta: “se hizo”, “se dijo”, “se cayó”, “se rompió, “no se pudo”. Peor aún: “colapsó”, “terminó”. Son tantas las cosas que suceden y tantas las que se dicen, sin sujeto definido en un sistema en crisis, que terminamos distorsionando la realidad: Desempeño sin responsabilidad. En la crisis se niega lo obvio, se afirma lo opuesto, se opera desde realidades abstractas, se eliminan los sujetos y se concluye que aquello que se busca solucionar nunca es el problema. La dirección de la acción y la responsabilidad queda mediatizada por abstracciones como conciencia “patriótica”, “el bien del país”, “la sociedad”, “la democracia”, sujetos retóricos, connotación de evasión de responsabilidades. Los predicados son los complementos, afirmaciones o negaciones que califican o descalifican al sujeto o al verbo.

En la crisis todo tiende a verse como malo, con mucho miedo proveniente de la incertidumbre, falta de información o ausencia de reglas básicas. El resultado tiende a ser la desconfianza y el pesimismo que se hace presente en todas las acciones que se tomen. La sintaxis de la crisis expresa lo de adentro y crea hacia un estilo de comunicación paradojal, afirmando para negar, decidiendo para paralizarse, hablando para callar, prometiendo para no cumplir. Nadie se comunica con nadie, pero todos piensan que el culpable es el otro. “Uno” se queja del sí mismo- del otro, de la gente, del gobierno, de la situación, de los padres, de la vida, de Dios y la más reciente, el terrorismo, buscando ser tomado en cuenta haciendo coaliciones, “ganando auque sea fallo”. Y todos terminan en las mismas incongruencias, sintiéndonos mal para sentirnos bien. Cómodos para estar incómodos. La eterna cadena de los débiles apoyando a los fuertes para ser fuertes y los fuertes usando a los débiles para ser más débiles. Nuestra cultura está basada sobre esta paradoja: unos abusando de los otros. Gramática, sintaxis y forma del lenguaje entran en la cultura y se expresan por rituales, tradiciones, leyendas, anécdotas, que también son cultura.

Aquí me gustaría hacer varias observaciones que ayudarán a comprender la naturaleza de los procesos de la crisis. a) La información que cada uno recibe en casa, la escuela, la calle, en forma de mensajes, mandatos, instrucciones, modelaje y paradigmas, es pobre y de mala calidad. No es una información para el desempeño exitoso, sino para descalificación, la culpa, la excusa, el miedo y la irresponsabilidad. La persona con una organización mental inadecuada encuentra dificultades en la solución efectiva de problemas y en la toma de decisiones. La comunicación proveniente de situaciones de atrás, sin concluir, se ha hecho doble vincular. Se proyecta lo que no se admite y se conforman excusas y cuartadas para justificar la ausencia y el abandono del ausente. La eterna metáfora del padre ausente-presente y a la madre presente-ausente.

b) La mayoría carecen de una visión estratégica, con un proyecto congruente, de lo que somos y queremos hacer. Desde la no identidad personal, no hemos sido capaces de establecer las bases para una identidad global, que nos haga sentir partes de alguna geografía, orgullosa de una historia y unas tradiciones y consecuente con lo que estamos llamados hacer. El vacío se llena con la confusión y la indisciplina. Se adoptan valores extraños, sin apreciar lo que se es y se tiene. Y si existe un proyecto, un ideal se desconoce porque no ha habido una inducción para tal proyecto. Ni siquiera hemos podido articular una sintaxis y un lenguaje apropiado para expresar el desarrollo de nuestra hermosa cultura. Se vive en un vacío de esperanzas y un mar de incertidumbre. Toda información es mentirosa. Existe una ausencia de liderazgo comprometido y de una dirección hacia la congruencia total. Lo que asusta es que la colectividad se ha ido haciendo cada día más resistente para recuperarse espontáneamente. Se ha perdido la esperanza, pocos creen poder tener una interrelación confiable. Pareciese que la crisis se ha hecho crónica y que todos nos hemos acostumbrado a vivir en crisis. La historia del desarrollo del latino, tiene la apariencia de unas de las curvas en “S” del biólogo Jonás Salk.

Comenzamos con mucho entusiasmo algún proyecto, nos ponemos de acuerdo, hacemos las inversiones, hacemos compromiso, celebramos y arrancamos. Al poco tiempo, por alguna razón, alguien falla, se cansa, no era lo que se esperaba, los procedimientos son otros, aparece algo superior, no lo tomaron en cuenta, un fulano se las echó de vivo y volvemos a quedar donde estábamos. La curva del desarrollo tiene éxtasis y caída. La crisis del hispano, es la crisis de la autoestima, proyectada en la ignorancia del pueblo que cree en todo lo advenedizo, y no en sí mismo. Es impostergable iniciar una segunda curva y abandonar la primera. La claridad de la decisión nos exigirá ser humildes, flexibles y creativos. De otra forma no nos habríamos maltratado y estaríamos mucho más avanzados en nuestro desarrollo. El individualismo no nos ha permitido reconocer nuestro potencial y admitir las fallas. La solución de todos pudiese ser una mejor solución. Nos toca ahora meditar para definir nuevos planes para enfrentar lo que hemos terminado siendo. Contamos con el aval moral de ser una raza capaz y valiente, para romper con los paradigmas de toda esclavitud como lo hicieron nuestros padres de antaño.

Hay que reiniciar el camino. Nos falta ver lo obvio, nuestro problema no es de capacidad, sino de competencia, no de potencial, sino de percepción. Nos cuesta ver lo obvio. Tan metidos estamos en descalificar los resultados, que dejamos de entender lo que realmente sucede. Todo proceso es dinámico y necesita ser alimentado en todo momento. Nuestra excesiva preocupación por lo contenidos, los resultados, el qué dirán, la fama y aceptación, el problema que me exige soluciones urgentes y las expectativas de otros que esperan que sea líder perfecto, el papá o la mamá perfecta, o el cristiano perfecto, hace que descuidemos lo esencial, los procesos, lo que en verdad está pasando. El secreto del crecimiento constante está en comenzar con una nueva curva antes que la primera se extinga. El punto exacto donde debemos comenzar nos lo dirán las necesidades. Los individuos y a veces las parejas, metidos en un desarrollo acelerado, no quieren ver lo obvio y dejan de intervenir en el momento preciso. Por eso el desarrollo se convierte en fracaso. Lo obvio es que el individuo caréese de una falta de revisión de sus paradigmas: genéticos, triangulares, familiares, culturales, sociales y religiosos, que los ancla en un conformismo y resignación asiéndolos cautivos, para salir de la crisis en que se encuentran atrapados. Son contradicciones que articulan a través de sus estilos de vida. La paradoja, niegan lo que creen. Lo obvio es que se requiere de un liderazgo con crecimiento integral (espíritu-alma-cuerpo), con una alta exigencia a la ética y valores, que hablen con franqueza y verdad aunque duela.

Lo obvio es que necesitamos conectarnos con nuestro sí mismos “autoestima”, para activar la fuerza recursiva e implementar todos nuestros recursos internos, haciéndonos responsables de nuestra propia vida. Lo obvio es que hemos vivido bajo la influencia de la apariencia, que se desprende de la disfuncionalidad familiar en que la mayoría creció: abandono, maltratos físicos y psicológicos, mentiras, engaños, descalificaciones, comparaciones, burlas, traumando a sí, nuestra autoestima. En esta condición, será muy difícil poder salir de la crisis; a menos que reconozcamos nuestras limitaciones en materia de desarrollo personal para libertarnos de la cautividad. Es obvio, que ante esta condición, necesitamos la ayuda profesional, personas que tengan crecimiento personal, facultados y dotados con vocación para una ayuda efectiva y productiva. Lo obvio, es que cada persona es mucho más capaz de lo que él mismo se imagina o cree de sí mismo. Lo obvio, es que cada paralítico saca ventaja de su condición de “víctima”. Lo obvio, es que el fracaso de muchas personas es creer que se puede jugar con las leyes ecológicas de la creación. Lo obvio, es que la mayoría vive en la ignorancia de quiénes son, y para dónde van. Sin un proyecto de vida definido: perdidos, confundidos, frustrados, amargados, descalificados, deprimidos y solitarios, esperando que alguien los rescaten de sus vidas miserables. Así se mueve la mayoría, negando lo obvio, para perpetuar en el esquema, “hazlo por mí”. Necesitamos exigirnos un cambio de todo nuestro desempeño para que cuando nos acerquemos al éxito podamos iniciar una segunda curva.

La decisión exige de nosotros visión, flexibilidad y creatividad. No nos habríamos maltratado tanto y estaríamos mucho más avanzados en nuestro desarrollo si hubiésemos consultado lo obvio. Entiendo que el fantasma del pasado es uno de los peores enemigos de nuestra autoestima, haciéndonos miopes e impidiéndonos reconocer nuestros propios recursos internos, para un mejor desempeño como persona útil y competente. Estos son días, donde Dios está levantando hombres prototipos de autoridad, gobierno, compromiso, sabiduría y tecnología, para hacerse de un remanente a la medida de su Hijo. Ellos traen la misión: de desmotar, destruir, arruinar y derribar, el marco pensante que no conforma el estándar de Dios. Esto lo hace mediante información, educación y prevención, para formar personas dotadas del carácter de Dios. Admito, que no es un trabajo fácil el despojarse de viejos patrones que perjudican la autoestima de una persona. El Maestro dijo: Y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Mateo 16:18 De nosotros depende la materialización de este orden Bíblico. En momentos de crisis hay que aferrarse a lo obvio, para tener un lenguaje coherente, una gramática ordenada, y una sintaxis clara y comprometida. De lo contrario, seguiremos fracasados y amargados, proyectando en los demás nuestra indolencia. Yo soy mí crisis, cuando vivo ajeno de mi, soy víctima de los infortunios de la vida o cuando yo por mi falta de conciencia de mí, le entrego las riendas de mi vida a alguien para vivir las expectativas de otros y no vivir mi propia vida responsablemente a la altura de mi condición humana, “semejanza de Dios”.

Algunos ejemplos Bíblicos concernientes: Génesis 3:1-13,22-24 Adán, huye de la presencia de Dios (pecado, tragedia) Génesis 6:5-8,10-13 Dios conmovido por la maldad de los hombres (frustrado) Génesis 37:1-36 José, secuestrado, vendido, acusado y encarcelado (problema) Éxodos 2:1-10; 2:11-15 Moisés, nació trágicamente, fue separado de su familia, mató al Egipto, huyó de la presencia de faraón (problema) Rut 1:1-22 Noemí y Rut, sufren la perdida de sus seres amados (crisis) Ester 2:5-10 Ester, su pueblo corre peligro de extinción (problema) 1Samuel 1:2-22 Ana, y su carga emocional (problema) Job 1:1-22; 2:1-13 Job, victima del acoso de la maldad de Satanás (crisis, tragedia) Jonás 1, 2, 3,4 Jonás, el incorregible rebelde (pecado, problema) Daniel 1:1-21 Daniel, pagó el precio de su integridad (problema) Mateo 7:24-26 Dos tipos de personas: (preventivo e indolente) Hechos 27:1-44 Pablo, paga el precio de su ministerio apostólico (crisis) Lucas 24: 13-35,45 Dos discípulos camino a Emaús, que significa, gente confundida (Los dos discípulos perdidos: problema. Jesús frustrado) Lucas 22:39-46 Jesús, no halló solidaridad en sus discípulo, Jesús en agonía… (crisis, frustrado) Juan 3:1-10 Nicodemo, evidencia su ignorancia espiritual (problema) Juan 5:2-9,14 El paralítico de 38 años, levántate, toma tu lecho, y camina… parafraseando; Jesús le dice: deja las excusas (pecado) Mateo 8:14-15 La fiebre de la suegra de Pedro (emergencia) Mateo 8:23-26 Jesús calma la tempestad (emergencia)

Víctor J. Díaz Apóstol y terapeuta familiar Fundación Autoestima.
 
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